U2

Que un blog musical no tenga un post dedicado a U2 es inadmisible, motiu de cese.

No me considero fanático de U2, aunque me gustan determinadas etapas de su carrera y muchas canciones suyas. Algunas hasta son memorables y todo.

Pero, por lo general, me caen mal, por todo su rollo mesiánico y tal y Bono es hostiable hasta sangrar las manos, es una evidencia. Y tienen varios discos fiasco a pesar de su fama de infalibles. Y que, de su repertorio, el resplandor del pasado sigue brillando más que la penumbra del presente. Pero los prejuicios personales no nos deberían nublar el buen criterio de que estos tipos han sido muy grandes, que su legado musical forma parte de la historia del rock y de que supieron reinventarse en los 90 en un giro estilístico de alto riesgo pero de necesaria ocurrencia y exitosa solvencia . Quizás serían aún más grandes si hubieran sabido retirarse a tiempo y nos hubieran ahorrado algún que otro disco evitable. Total, sólo con sus temas de siempre seguirían llenado igualmente el Camp Nou para alegría de Laporta, Sala Martín, amigos y demás suporters incondicionales. Porqué el dinero ya lo tienen hecho. Pero así son los artistas que se creen tocados por la vara de Dios.

Hay mejores (y más representativas) canciones de U2, pero a mi ésta me gusta mucho. Me encanta como arrastra la melodía en un crescendo perfecto hasta anticipar un estribillo memorable para después vuelta a empezar. Me encanta su tono melancólico, pausado. Me encanta la sencillez y transparencia de su melodía y la humildad, sin ínfulas de grandeza, de la composición. Me es emotiva y sólo por esto ya me vale. Una gran canción.