BItter Sweet Symphony

Nenes, que me obligáis a hacer horas extras por la noche. Y mi mujer de morros. No entraré en detalles.

Ya sé que mi último post - Burn - es excelso y merecería cerrar la corta vida de este blog y perpetuarse para siempre en la blogosfera al igual que el último post colgado en can Bañeres. Pero aun no he escrito mis cinco mejores post musicales y, por tanto, la gloria espera.

Además, este post tiene trampa. Ligeramente retocado ya salió publicado en el extinto blog musical de Moi. ¿Cómo? ¿A estas horas y queréis originalidad? Pues escuchad Radio 3, cojones.

En homenaje al pionero de los emporios blogosferiles que quizás habite aún entre nosotros y al que, quizás también, esta canción no le guste ni un pelo. No se puede tener todo en esta vida. A su salud.

Si tuviera que escoger un top 5 de las mejores canciones de la década de los 90 - cosa que no voy a hacer - ésta estaría entre ellas. ¿Qué tiene “Bitter Sweet Symphony” que no tenga cualquiera de las muchas grandes canciones de esa década? Básicamente: 1) ni idea, no soy Julián Ruiz para compararlas y 2) inspiración, estado de gracia, belleza, épica, excelencia compositiva, sample hipnótico, carisma y la polémica de turno para mitificarla, todo en cantidades ingentes. Porqué ahí donde ven a esta banda inglesa de carrera no excesivamente fructífera pero con disco maravilloso a sus espaldas (“Urban Hymns”) currándose esta canción como para retirarse definitivamente y vivir de rentas, pues las rentas las disfrutan Mick Jagger y Keith Richards, casi nadie al aparato.

Aquí va la historia: “Bitter Sweet Symphony” utiliza un riff parecido (esos excelsos violines que transportan la melodía a lo largo y ancho de la canción) al de un tema de los Stones, “The Last Time”. The Verve negoció previamente la utilización del riff pero la compañía que poseía los derechos de la canción argumentó que lo utilizó más de lo estipulado. En una primera instancia, y por imperativo legal, la banda se vio obligada a compartir los derechos de autor. Pero el éxito de la canción superó tales expectativas que la compañía de los Stones, atenta a la butxaca, forzó el litigio y esta vez sí, una nueva instancia judicial obligó a ceder el 100% de los derechos a esos dos ancianitos venerables dioses del rock n’roll. Como diría al respecto Richard Ashcroft, líder de The Verve, con indisimulada y legítima mala baba “esta es la mejor canción que Jagger y Richards han escrito en los últimos 20 años”. Haciendo el ejercicio comparativo de escuchar “The Last Time” y “Better Sweet Symphony” llegamos a la conclusión que la jeta y avaricia de los Stones no tiene parangón. Pero aun así, qué grandes son, coño.

Con lo cual tenemos a estos hombrecillos con una canción maravillosa a cuestas como una maldición . Ah, cómo tiene que doler cantarla en directo (¿cómo se van a escaquear de tocarla si a cada recital la muchedumbre enfervorizada la debe aclamar?) y saber que sus beneficios van a parar a bolsillo ajeno. Pero para mí siempre será su canción. A veces hay canciones que valen toda una carrera. Es el caso de The Verve y su “Bitter Sweet Symphony”. Aunque la disfruten los Stones.